En primer lugar, siempre debe supervisar a los niños un adulto que sepa nadar. Además, de enseñarles a nadar lo antes posible y educarlos a respetar las señales de peligro. Se debe evitar que jueguen o se sumerjan en aguas no autorizadas o desconocidas. Recordar que los más chicos pueden ahogarse en poca agua y en pocos minutos.
Para evitar quemaduras de sol no exponerlos entre las 10 y las 16. En las piletas al aire libre, siempre usar filtro solar en crema, con un factor de protección mayor a 30. Es importante volver a aplicar al salir de la pileta, y reponerlo cada 2 horas. Para prevenir infecciones que se transmiten por el agua se recomienda cambiar el agua de la pileta diariamente o agregar cloro. Éste destruye los gérmenes que ocasionan las infecciones transmitidas por el agua, pero no actúa inmediatamente. Algunos gérmenes pueden vivir durante días en la piscina, por eso es importante también evitar tragar agua.
Tampoco deben bañarse si se tiene diarrea y lavarse bien las manos con agua y jabón después de ir al baño. Nunca bañarse en agua estancada.
Para evitar infecciones en los oídos, secarlos bien después del baño. Se puede usar una toalla de manera suave y se aconseja inclinar la cabeza hacia los lados para que los oídos queden en posición que permita que el agua salga.