“Cuando iniciamos nuestra gestión no existían registros públicos sobre la riqueza de nuestro subsuelo. La actividad hidrocarburífera funcionaba en un oscuro segundo plano”, recordó el gobernador, Alberto Weretilneck.
El primer paso de este proceso fue la aprobación por unanimidad de la Ley 4.818, para renegociar los contratos hidrocarburíferos, tras un amplio debate que incluyó a todos los sectores. “Lo hicimos con un responsable cuidado del ambiente, con la exigencia de un `compre´ rionegrino para nuestras empresas y trabajadores y con reglas claras”, recordó Weretilneck.
Este proceso garantizó inversiones por casi U$S 3.300 millones en 10 años y se cumplió con una deuda histórica con los municipios.
En principio, se saldó el pasivo que la Provincia mantuvo durante 20 años con los municipios petroleros en concepto de regalías, pero además se planteó un bono fijo y un aporte al desarrollo social y fortalecimiento institucional para distribuir entre las comunas.
El resultado de estas inversiones fue un amplio programa de obra pública en infraestructura escolar y hospitalaria, incluyendo la construcción de los Centros de Educación Técnica de General Roca y Fernández Oro, que son los más grandes de la provincia; el hospital de Allen, el más amplio y moderno de la Patagonia; los hospitales de Catriel y Las Grutas y las escuelas 105 y 235 de Regina, entre otras.
También se destinó parte del Fondo Petrolero a la mayor entrega de equipamiento para los bomberos voluntarios en la historia, cumpliendo con otra vieja deuda. Se compraron 31 autobombas de distintas características, 10 camiones cisterna, dos unimogs, 30 camionetas doble tracción y 250 estructurales completos.
“Mantenemos el diálogo y la fiscalización de las empresas. Esto nos da tranquilidad y seguridad de que esos planes comprometidos se están cumpliendo. Hasta hoy, hubo un 100% de cumplimientos en la perforación de pozos productores y exploratorios y se sobrepasaron las expectativas en las cuanto a las reparaciones”, completó Weretilneck.
“Todo esto lo logramos partiendo prácticamente de cero. Porque en Río Negro no teníamos ni tradición ni equipos técnicos como el resto de las provincias patagónicas. Pero poco a poco, pudimos revertir esa situación, generar esos equipos, controlar a las empresas y hasta gestionar un yacimiento”, finalizó.